¿Cómo ayuda la lactancia materna a disminuir el riesgo de cáncer de mama?
Especialistas promueven la lactancia materna porque también brinda beneficios a la mujer.
La lactancia materna brinda beneficios tanto para el recién nacido como para la madre. | Pixabay
La lactancia materna brinda grandes beneficios tanto para la madre como para el recién nacido. En el caso del bebé, provee al lactante de anticuerpos y evita que se enferme con frecuencia, mientras que en la mujer, disminuye el riesgo de padecer cáncer de mama, señala el Instituto Mexicano del Seguro Social.
A través de un comunicado, Manuel Antonio Cisneros Salazar, coordinador de Programas Médicos en el área de Atención Integral a la Salud en el Primer Nivel, estableció que la evidencia ha demostrado que una mujer que amamanta a su bebé disminuye 4.3% la posibilidad de contraer la enfermedad, por cada 12 meses de lactancia.
El especialista indicó que algunos estudios han destacado que la incidencia de cáncer de mama desciende de 6.3 al 2.7%o si las mujeres dan pecho a sus hijos por más de seis meses.
Resaltó que la lactancia, al igual que el embarazo, disminuyen la exposición prolongada a estrógenos y progesterona, hormonas que favorecen el crecimiento de algunos tumores y explicó que en todas las unidades médicas del Seguro Social se tienen protocolos para promover la lactancia materna durante los primeros seis meses de vida del recién nacido y hasta los dos años de manera mixta.
El doctor Cisneros Salazar afirmó que durante el embarazo se motiva y capacita para que madres amamanten a sus hijos y refirió que se trata de una etapa fundamental para el bienestar del bebé y de la mujer por los beneficios que brinda.
Asimismo, destacó que no dar seno materno puede ser un factor de riesgo que se ha asociado con la enfermedad, aunque también existen muchos otros relacionados con el desarrollo de este tipo cáncer, como son los no modificables que incluyen los herodofamiliares y genéticos.
Prevención
El especialista del IMSS resaltó que es importante el autoexamen mensual a partir de los 20 años, la exploración clínica a partir de los 25 y la mastografía de los 40 a los 69, cada dos años.
De esta manera se puede detectar a tiempo la presencia de alguna anomalía ya sea en la forma o el tamaño de alguno de los senos que puede significar un signo de alerta de cáncer de mama.
En caso de identificar alguna bolita, bulto, endurecimiento o engrosamiento y/o cambio de coloración del seno, es necesario acudir con un médico para descartar sospechas de cáncer de mama.
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