Todo lo que debes saber sobre los parásitos y cómo prevenirlos
Un parásito es un organismo que vive en otro organismo huésped como en el caso de los humanos y se obtiene los alimentos por medio de él.
La transmisión ocurre por vía fecal-oral (por ejemplo, alimentos o agua contaminados o contacto de persona a persona). | Pixabay.
De acuerdo a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades existen tres clases importantes de parásitos: protozoos, helmintos y ectoparásitos.
Los primeros llamados protozoos son organismos unicelulares. Son capaces de multiplicarse en seres humanos y contribuyen a su supervivencia y permite que se desarrollen infecciones que son graves a partir de tan solo un organismo.
La transmisión ocurre por vía fecal-oral (por ejemplo, alimentos o agua contaminados o contacto de persona a persona).
Helmintos: Son organismos que se observan a simple vista cuando son adultos.Hay tres grupos importantes de helmintos (helminto deriva de la palabra griega para “gusano”) que son parásitos humanos: Gusanos planos, gusanos de cabeza espinosa y gusanos cilíndricos.
Ectoparásitos: Son organismos como garrapatas, pulgas, piojos y ácaros, que se adhieren a la piel o escarban en ella y permanecen allí durante períodos relativamente largos.
Cómo puede infectarse una persona con parásitos
Hay varias formas de contraer un parásito. Algunas de las más comunes son:
- Por el consumo o la manipulación de alimentos y agua contaminados
- Al consumir carne poco cocida
- Por tomar agua contaminada
- Por manipular o consumir frutas y verduras sucias o contaminadas
- Por entrar en contacto con estos microorganismos al estar descalzo, espcialmente al aire libre.
- También a través de las heces
Si hay un parásito y no se hace el aseo del lavado de manos, puede pasar fácilmente sobre cualquier otra cosa que se toque como por ejemplo: manija de la puerta del baño, el salero, su teléfono o cualquier persona que toque.
Cuando una persona padece de parásitos puede presentar las siguientes señales: estreñimiento, diarrea, haber padecido una intoxicación por alimentos, no sentirse nunca satisfecho después de las comidas, irritaciones de la piel, rechinar los dientes, dolor en músculos o articulaciones, cambios de humor, agotamiento.
Con información de Hola Doctor y CDC.
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