GA4 - Google Analitycs
Suscríbete
Suscríbete

Recibe todas las noticias
en tu e-mail

Salud Mental

¿Frustración, desgaste físico y ansiedad? Pueden ser síntomas de agobio

Esa sensación angustiante e insidiosa de verse continuamente superado por las circunstancias y los acontecimientos puede superarse su si sigues algunas claves para reducirla.

EFE

Aunque en la práctica la mente siempre está funcionando, la idea es reservar un espacio de tiempo para encontrarse con uno mismo, sentir el propio cuerpo y conectar con las emociones(Pixabay)

Aunque en la práctica la mente siempre está funcionando, la idea es reservar un espacio de tiempo para encontrarse con uno mismo, sentir el propio cuerpo y conectar con las emociones | Pixabay

Si al final del día te vas a tu cama con la sensación de haber ganado o perdido una batalla, y que mañana tendrá otra de resultado incierto. Si te quedas sin comer o dormir más a menudo de lo que deberías, presa de los compromisos o las obligaciones, algo está fallando. Algunos consejos para no vivir desbordado.

Tres claves para evitar, reducir y controlar la tensión nerviosa son centrarse en el aquí y ahora, dedicar un tiempo cada día y semana a no hacer nada y evitar las postergaciones.

Es aconsejable dedicar una ó dos horas al día, y medio día a la semana, por ejemplo una mañana o una tarde, a no hacer nada, de manera consciente y deliberada, dedicándose a estar a solas con uno mismo sin las ocupaciones ni preocupaciones habituales.

Para salir del agobio hay que saber vivir aquí y ahora, gratificándose en lo bueno de cada momento, disfrutando el paso gozoso de cada minuto, en vez de pensar que será feliz en el futuro. Así se desperdicia lo único que hay: El presente.

Frustración, desgaste físico y nervios, sensación de impotencia, sofocación, ansiedad, tensión nerviosa, inquietud. Son algunas de las características básicas del agobio, esa sensación angustiante e insidiosa de verse continuamente superado por las circunstancias y los acontecimientos.

Una persona que vive agobiada, es alguien que no sabe vivir porque no disfruta de lo que hace, se mete prisa a si misma continuamente, está preocupada por lo que va a ocurrir en vez de vivir el presente y ocuparse de ello, y que intenta llevar adelante más cosas de las que puede hacer.

¿Le suena familiar esta descripción? Cada vez más gente se ve identificada con situaciones parecidas. La combinación de una creciente cantidad de exigencias, tareas y prisas, con unos márgenes cada vez más estrechos de tiempo, tranquilidad y energía para llevarlas a cabo, puede ser una mezcla explosiva.

Si siente que la desazón cotidiana se ha convertido en la norma en vez de la excepción, y que sobrevive en vez de vivir, es hora de pisar el freno y analizar las causas del agobio y resolverlas.

“Hay que reemplazar la consigna de hacerlo todo y hacerlo mejor que nadie y responsabilizarse cada vez más, por las de delegar, compartir y vivir el presente sin seguir cargándose de cosas. 

¡No hay que perder la cabeza por querer estar a la cabeza de todo!”, aconseja Patricia M. Maroñas, licenciada en Psicología y docente de la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal (EDDT).

El agobio es la norma para muchas mujeres, que estudian, participan en política, trabajan a jornada completa, compiten en sus profesiones, en una actividad ya agotadora, a la que en muchos casos se suman tareas como hacer la compra, cocinar para su pareja, efectuar las tareas domésticas y criar los hijos.

Un momento diario para uno mismo
 “Tres claves para evitar, reducir y controlar la tensión nerviosa son centrarse en el aquí y ahora, dedicar un tiempo cada día y semana a no hacer nada y evitar las postergaciones”, señala la experta y master en Psicoterapia Psicoanalítica.

Uno de los factores que más agobios produce es saber que todo depende de uno: Tanto en el caso del marido que es el único sustento económico de su familia, como el de la mujer sobre la que recaen todas las tareas de la casa, por lo que conviene distribuir los roles sin que recaigan excesivamente en nadie. 

Una condición para mantener la salud psíquica es dedicar una o dos horas al día, y uno o medio día cada semana, por ejemplo una mañana o una tarde, a no hacer nada, de manera consciente y deliberada, dedicándose a estar a solas con uno mismo sin las ocupaciones ni preocupaciones habituales”, sugiere Maroñas.

“Aunque en la práctica la mente siempre está funcionando, la idea es reservar un espacio de tiempo para encontrarse con uno mismo, sentir el propio cuerpo y conectar con las emociones, quererse, hacerse consciente de las cosas positivas que hay en su propia vida”, señala.

Este no hacer nada positivo, activo y constructivo, este tiempo sólo para uno, distinto de la inactividad negativa que consiste en aburrirse y sentir malestar, cada uno lo puede dedicar a lo que prefiera: Ver la tele, leer un libro o escuchar música, hasta ordenar la habitación, dar un paseo por el campo o ir al cine (cuando sea posible).

También se puede aprovechar la visita al salón de belleza o la peluquería, o durante una sesión de masajes, para dejarse ir sin hacer nada: La cuestión es relajarse, estar con uno mismo de la manera más tranquila posible, dejando que las cosas fluyan, sin más ocupación mental que estar, vivir, sentir, conocerse.

El simple hecho de saber que se va disponer de un momento o un día intocable para relajarse ya descansa la mente y el cuerpo por anticipado, por eso las personas que están más relajadas son aquellas que saben concederse ese tiempo de desconexión con las actividades cotidianas y de conexión con uno mismo.

“Otra clave para relajarse consiste en resolver cuanto antes y quitarse de encima todo lo que más preocupa y tensiona, ya que las postergaciones acumulan toxinas psicológicas en la mente, llegando a un embotamiento que termina por disminuir la energía mental y la capacidad intelectual, como sucede a los estudiantes que esperan hasta último momento para preparar un examen”.

“Igual que saber que se va a descansar relaja, saber que se tiene que trabajar o atender una cuestión pendiente tensiona”, añade la psicóloga de la EEDT. 

“Para salir del agobio hay que saber vivir aquí y ahora, gratificándose en los bueno de cada momento, disfrutando el paso gozoso de cada minuto, en vez de pensar seré feliz cuando me compre el piso, baje peso, esté de vacaciones o lo que sea. Con esa idea errónea se pierde lo único que hay: El presente”. finaliza.

En esta nota

Comentarios

Suscríbete

Recibe lo mejor de Mundo Sano en tu casilla de E-mail

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones