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Salud Mental

Estudio en Portugal revela que depresión en adolescentes se ha duplicado

El estudio reveló que los 206 jóvenes lusos encuestados mostraban síntomas de "tristeza, irritabilidad, enfado consigo mismos o culpa". 

EFE.

El 87 % de los adolescentes portugueses pasan, de media, 6 horas por día online, casi todas las actividades pasan por internet

El 87 % de los adolescentes portugueses pasan, de media, 6 horas por día online, casi todas las actividades pasan por internet"; así que pintar, leer o el deporte, fomentan la creatividad y distraen más que las pantallas. | Pixabay.

Vasco Prazedes, de 21 años, pasa la mañana en Oeiras, en las afueras de Lisboa, tomando fotos en el mar con su cámara acuática. Acaban de reabrir las playas en Portugal para practicar deporte y él lo agradece porque "ayuda a que las personas se distraigan de esto".

Por 'esto' se refiere al segundo confinamiento general en Portugal, que comenzó el 15 de enero y se prolongará, como mínimo, hasta el 16 de marzo, y que para él "fue muy pesado, muy duro y muy difícil".

La sensación de pesadumbre de Vasco castiga a millones de jóvenes y, coinciden los expertos, se ha traducido en un aumento significativo de depresión, ansiedad y trastornos alimenticios.

En el hospital Doña Estefania de Lisboa, por ejemplo, el número de adolescentes que pidió información sobre ansiedad y depresión aumentó en un 50 % respecto al año pasado y, en el Centro Hospitalario San Joao, un 76 % de jóvenes atendidos pidieron ayuda para tratar sintomatologías parecidas.

Desde finales del pasado año, la tasa de depresión de los adolescentes lusos, que rondaba el 8 % antes de la pandemia, "se ha duplicado hasta llegar al 14 %", explica a Efe Ana María Matos, psicóloga de la Universidad de Coimbra.

Matos participó en un estudio, junto con las universidades de Emory y la Amarson de Islandia, sobre el efecto de la pandemia en los adolescentes lusos, integrado en el proyecto 'Éxito, Mente y Salud' (SMS), que tiene como objetivo "promover la salud mental y eliminar el estigma social".

El estudio reveló que los 206 jóvenes lusos encuestados mostraban síntomas de "tristeza, irritabilidad, enfado consigo mismos o culpa", pero también físicos, como una "tendencia a la mala alimentación y al aumento de peso".

Estos síntomas depresivos comenzaron durante la primera ola y crecieron en paralelo con el aumento de los contagios de finales del pasado año.

Las estrategias de regulación emocional o mindfullness no han impedido que los adolescentes "tengan una emocionalidad mucho más negativa" porque la socialización es "crucial", matiza la psicóloga.

Un problema que preocupa muy especialmente en un país que en 2018 contabilizó casi 1.000 suicidios, con una tasa de 9,92 por cada 100.000 habitantes.

ANTE UN FUTURO INCIERTO, CUIDAR LA SALUD MENTAL ES UNA OBLIGACIÓN

"Los portugueses van a pasar tiempos difíciles ahora: habrá pobreza, falta de trabajo y de perspectivas, que siempre afectan más a los jóvenes", advierte Pedro Caldeira da Silva, director del departamento de psiquiatría infantil del Hospital Doña Estefania y miembro de la clínica CADIN.

Una coyuntura que puede derivar en un aumento de los síntomas depresivos o, por el contrario, a que los portugueses "descubran fuerzas que no sabían que tenían".

Ante emociones negativas, "se puede generar una resiliencia", coincide Matos.

Para proteger la salud mental es vital acudir a estrategias como consultas psicológicas online, programas en la escuela para autorregular las emociones, la vuelta presencial a las aulas y formar a los padres para comunicarse mejor con los adolescentes.

"El deporte es absolutamente necesario porque las actividades recreativas han disminuido por la pandemia, y también el ejercicio físico", algo que aumenta los niveles de tristeza, fomenta la mala alimentación y deriva en obesidad y culpabilidad, dicen los especialistas.

El 87 % de los adolescentes portugueses pasan, de media, 6 horas por día online, casi todas las actividades pasan por internet"; así que pintar, leer o el deporte, fomentan la creatividad y distraen más que las pantallas.

Vasco Prazedes coincide, y cuenta que intenta salir todo lo que puede a pesar del confinamiento para "mantenerme vivo", aunque, reconoce entre risas mientras se marcha a la carrera persiguiendo una nueva ola, "el futuro, para los jóvenes, siempre será peor".

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