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Maternidad

Verdad o mito: ¿Los niños limpios se enferman más?

Es común que los padres de niños pequeños reciban consejos como que no exageren con la higiene, pues los van a criar sin defensas. Pero, ¿es cierto que los niños limpios se enferman más?

Mundo Sano

Por mucho tiempo se ha dicho que a los niños hay que dejarlos que se ensucien para que no se enfermen tanto.(Andrea Piacquadio en Pexels)

Por mucho tiempo se ha dicho que a los niños hay que dejarlos que se ensucien para que no se enfermen tanto. | Andrea Piacquadio en Pexels

Cuando uno se convierte en padre comienza la avalancha de consejos y recomendaciones, entre las que destacan que no exageres con la higiene, pues lo vas a criar sin defensas o que dejes que vuelva a chupar una paleta después de que se le cayó al piso. Pero, ¿es cierto que los niños limpios se enferman más?

Según un articulo del CIAD, esta idea proviene de hace 32 años cuando un científico planteó la "hipótesis de la higiene", diciendo que la exposición a los agentes infecciosos relativamente tarde en la vida de los niños daba lugar a enfermedades alérgicas.

Poco tiempo después, otro colega le modificó la plana y argumentó que el problema es la ausencia de infecciones específicas durante un periodo crítico en el desarrollo del sistema inmune.

La primera hipótesis ha evolucionado en la actualidad a la “teoría de alteración de la biota”, y está ganando consenso científico.

Dicha teoría, que podríamos llamar de alteración del ecosistema, afirma que los grandes cambios fundamentales en el estilo de vida nos han llevado a una menor exposición a algunos microorganismos importantes para el desarrollo de los mecanismos que regulan el sistema inmune.

Es importante pasar tiempo al aire libre para mantenernos saludables. Foto:  Jill Wellington en Pexels

A esto es necesario sumarle:

  • Cambios en la alimentación
  • Poca o nula actividad física
  • Poca convivencia al aire libre

Entonces, el punto no es la pérdida de infecciones tempranas en la vida del niño, sino los dramáticos cambios en los microorganismos normalmente asociados al cuerpo humano (simbiontes), conectados con las enfermedades inflamatorias. La explicación es la conexión tan estrecha entre cultura, ecosistema y salud humana.

Es de hacer notar que algunas infecciones promueven la enfermedad y otras la previenen. Así, no es cuestión de que tiremos los niños a que “chupen” el suelo; con ello, quizá solo se infecten con microorganismos patógenos que sean los únicos que sobreviven al ambiente actual de higiene colectiva.

Se trata de un cambio cultural amplio: Antes no se compraban limpiadores diferentes y tampoco compraban comida rápida o platillos listos para calentar en el microondas. 

Cabe mencionar que esto no significa que fueran más saludables, señala el CIAD, pues de una docena de hijos que nacían en una familia, solo sobrevivían a la niñez tres o cuatro. La mortalidad era muy alta por las infecciones.

Cuando se descubrieron los antibióticos y otras medidas profilácticas se redujeron las infecciones y se alcanzó una vida mucho más larga, aunque no siempre muy saludable.

Desde ese entonces han caído sobre la humanidad diversos males, muchos atribuibles a los grandes cambios en el estilo de vida en general. Difícilmente se puede manipular el ambiente si cada vez hay más población. Lo que sí podemos hacer es cuidarnos y cuidar a nuestros niños un poco mejor.

Los microorganismos no se encuentran solamente en el ambiente, también forman parte de nuestro propio cuerpo; la mayoría, alojada en el intestino.

A la flora intestinal actualmente se le denomina microbiota y está conformada por microorganismos de todo tipo. Aunque el medio ambiente influye sobre nuestra propia microbiota, podemos colaborar a su mantenimiento adecuado y así preservar mejor la salud.

Una buena alimentación ayudará a los niños a proteger sus defensas. Foto: Dazzle Jam en Pexels

En el intestino se encuentran los simbiontes, que no tienen nada de extraterrestres, sino que son microorganismos muy terrenales, que ayudan a modular favorablemente el sistema inmune.

La microbiota se forma desde el nacimiento, y esta es más favorable cuando el parto es por vía vaginal, no por cesárea; también es mejor equilibrada cuando la lactancia es al pecho, no por fórmula. Después, la forma de iniciar al niño en los alimentos sólidos también influye: papillas recién preparadas, mejor que latitas industrializadas.

Ya más adelante en la vida, si el niño toma agua suficiente en lugar de bebidas endulzadas y frutas en trocitos en lugar de jugos, la microbiota tendrá un buen balance. Esta será mejor si el niño aprende a comer de todo, especialmente alimentos frescos preparados en casa.

En conclusión, debemos olvidar la “hipótesis de la higiene”, que no se sostiene actualmente con fundamentos científicos.

Lo mejor que podemos hacer es intentar estas medidas para cuidar nuestra salud y la de los niños y contrarrestar la influencia de un ecosistema dañado:

  • Buena alimentación
  • Ejercicio en cuanto sea posible
  • Pasar tiempo al aire libre
  • Mantener un ambiente agradable en casa
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