Hormona producida durante el ejercicio podría ayudar a combatir el Alzheimer: Estudio
El Alzheimer es una enfermedad degenerativa que inicia con problemas con la memoria y va avanzando hasta afectar aún más el pensamiento y el comportamiento.
El Alzheimer debe ser atendido de forma oportuna. | Pixabay.
Los síntomas del Alzheimer se desarrollan generalmente de forma lenta y van empeorando con el tiempo hasta que llegan a interferir en tareas diarias.
Según la Asociacón del Alzheimer, esta enfermedad es responsable de un 60 y 80 por ciento de los casos que hay de demencia. Las personas mayores de 65 años, son las que pueden resultar más afectadas, pero no están excentan personas menores a este rango de edad.
Por ejemplo, 200.000 estadounidenses menores de 65 años tienen enfermedad de Alzheimer de inicio precoz.
Un estudio publicado en la revista Nature Metabolism el pasado 20 de agosto, indica que hay una hormona llamada irisina que se encarga de producirse cuando se realizan actividades físicas, ayudan a mantener el buen funcionamiento de las neuronas.
Detallan que la elevación de niveles de irisina circulante por la administración periférica de irisina a través de la sobreexpresión viral adenoasociada en el hígado, da como resultado el enriquecimiento de la irisina central.
Explican que esto es suficiente para mejorar tanto el déficit cognitivo como la neuropatología en modelos de ratón con la enermedad de Alzheimer.
La irisina es un regulador crucial de los beneficios cognitivos del ejercicio y es un agente terapéutico potencial para tratar los trastornos cognitivos, incluida la enfermedad del Alzheimer.
Tanto la irisina y la proteína precursora FNDC5, se encargarían de reducir el déficit de memoria y aprendizaje en roedores con Alzheimer.
Qué más se sabe de los síntomas del Alzheimer
Cuando la persona empieza a tener problemas constantes para recordar información recién aprendida entonces hay que buscar acudir con el especialista.
A medida que avanza el Alzheimer, aparece la desorientación; cambios en el humor y el comportamiento. También surge la confusión, cambios en el comportamiento más graves, y finalmente, dificultad para hablar, tragar y caminar.
El diagnóstico temprano y los métodos de intervención mejoran notablemente, y las opciones de tratamiento y fuentes de apoyo pueden mejorar la calidad de vida.
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