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Alimentación

Tras ACV, descubren que joven pasó 15 meses con pérdida del apetito sin darse cuenta

Un ACV o accidente cerebrovascular, pasa cuando el flujo de sangre que va a una parte del cerebro se detiene. También se puede denominar como ataque cerebral. 

Vanesa Rojas.

Producto de un ACV una joven perdió el apetito sin saber que se relacionaba con este episodio.(Pixabay,)

Producto de un ACV una joven perdió el apetito sin saber que se relacionaba con este episodio. | Pixabay,

La revista NeuroCase publicó un caso bastante particular relacionado a una infrecuente pérdida completa del hambre después de un ictus insular izquierdo aislado o ACV. 

La ínsula humana se encuentra subdividida en un lóbulo posterior y uno anterior. Esto incluyen subdivisiones posterior, media y anterior. La ínsula es un actor prominente en el procesamiento gustativo, interoceptivo y emocional. Estas funciones se integran a fin de contribuir al control de la ingesta de alimentos.

Una joven de Canadá duró al menos 15 meses tras padecer de un ictus isquémico en la ínsula posterior izquierda de cualquier sensación de hambre. Este sería considerado el primer caso reportado en la literatura médica. 

El ACV se produce de forma repentina. Pixabay. 

¿Qué más se sabe de este estudio relacionado con el ACV?

Reportó que tuvo pérdida del hambre pero la misma no  se atribuyó a medicamentos, uso de sustancias o un trastorno clínico, y duró un período de 15 meses.

De acuerdo al portal Infobae, el autor de la investigación el doctor Dang Khoa Nguyen de la Universidad de Montreal, descubrió el accidente cerebrovascular isquémico del lóbulo insular izquierdo. La joven tuvo una parálisis del lado derecho del cuerpo y evidentes alteraciones del habla.

Estuvo 11 días en el hospital y se recuperó. Sin embargo, unos seis meses después de lo ocurrido, no había experimentado la sensación de hambre.

Se saltó comidas sin notarlo, por eso decidió informar a los médicos de lo ocurrido. Por ejemplo, el estómago de la joven no producía los ruidos intestinales clásicos cuando hay hambre. Aclara que no tuvo problemas con la percepción del sabor, olor y textura de la comida.

En todo ese tiempo la joven perdió un total de 13 kilogramos, pasando de 73 a 60 kilos. “La pérdida del hambre no se atribuyó a medicamentos, uso de sustancias o un trastorno clínico, y duró un período de 15 meses”, enfatiza el estudio.

En este contexto, Nguyen y sus colegas relacionaron el problema directamente con el infarto cerebral y señalaron que era el primer caso descrito en la literatura médica.

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